La exposición cuenta con maquetas de varios de los monasterios más representativos de las Órdenes Monásticas en Europa.
Las grandes órdenes monásticas
Benedictinos: Maqueta de Cluny
La Abadía de Cluny, situada en Borgoña (Francia), fue fundada en el 909 por Guillermo I, Duque de Borgoña, y tuvo una destacadísima importancia religiosa, administrativa y artística.
Cabeza de la reforma de la Orden Benedictina, dio lugar a la conocida como Orden Cluniacense.
A través de las relaciones establecidas con otros monasterios, contribuyeron a la difusión del nuevo estilo románico por toda Europa.
El Monasterio fue suprimido durante la Revolución Francesa y en la actualidad sólo se conserva el crucero principal con su torre.
Cistercienses: Maqueta de Fontenay
La Abadía cisterciense de Santa María de Fontenay, situada en Marmagne (Borgoña, Francia) fue fundada en 1119 mediante el sistema de filiación por la Abadía de Claraval, durante el abadiato de San Bernardo.
Fue suprimida en 1791 durante la Revolución Francesa, comenzando su degradación material, hasta que a principios del siglo XX se iniciaron las obras de restauración por iniciativa privada.
En 1981 la abadía fue declarada Patrimonio de la Humanidad.
Cartujos: Maqueta de la Grande Chartreuse
Al pie de una montaña llamada Chartreuse, cerca de Grenoble (Francia), San Bruno fundó en 1084, junto con otros seis religiosos y el apoyo del obispo San Hugo, la Orden de los Cartujos, que combinaba elementos del eremitismo y del cenobitismo.
El primer conjunto monástico de la Grande Chartreuse fue destruido por un alud en 1132 y nuevamente levantado con construcciones más sólidas. Desde el siglo XIV al XVII se reconstruyó en 8 ocasiones.
Jerónimos: Maqueta de Guadalupe
Según la tradición, el Real Monasterio de Santa María de Guadalupe (Cáceres) se levanta donde se produjo una aparición mariana. Allí se construyó una pequeña ermita a finales del siglo XIII que pronto alcanzó gran fama. El rey Alfonso XI, tras la victoria de El Salado, la favoreció con abundantes donaciones. Hacia 1389 se instaló la primera comunidad jerónima.
Es panteón de algunos reyes de Castilla, como Enrique IV. Tras siglos de esplendor quedó abandonado en 1835 con motivo de la Exclasutración.
Después de una breve presencia jerónima a partir de 1884, la orden franciscana se hizo cargo del monasterio en 1908.
En 1993 fue declarado Patrimonio de la Humanidad.