Algunos carismas singulares

Órdenes Hospitalarias: Orden de San Juan, Orden de San Antón…

La atención a los más necesitados, si bien está ya implícita en el Evangelio de San Mateo (Mt. 25, 40), se reguló explícitamente en la Iglesia, en el Concilio de Orleáns en el año 511, una de cuyas disposiciones obligaba a los obispos a reservar un cuarto de sus bienes para asistir a los pobres, a los peregrinos y a los enfermos. Fue, sin embargo, a partir del siglo XI cuando estos ejercicios de caridad se canalizaron a través de las Órdenes Hospitalarias.

La Orden de San Juan de Jerusalén, tuvo su origen hacia 1048 cuando un grupo de mercaderes de la entonces República de Amalfi (Italia) obtuvo la autorización del califa de Egipto para construir en Jerusalén una iglesia, un convento y un hospital para la atención a los peregrinos, independientemente de su raza o religión.

La Orden de los Antonianos, que hunde sus raíces espirituales en la figura de San Antonio el Ermitaño, nace a finales del siglo XI cuando Gontardo, Obispo de Valence, regala al monasterio benedictino de Montmajour cinco iglesias, en una de las cuales la tradición situaba la conservación de las reliquias de San Antonio y el poder taumatúrgico de las mismas, por lo que enfermos y peregrinos de toda condición acudían a sanarse.

La Orden de San Lázaro, surgida en 1149 bajo la protección del rey de Francia, Luis VII, tuvo una intensa actividad dedicada especialmente al cuidado de los leprosos. A partir del siglo XV, manteniendo su vocación hospitalaria, dedicó gran parte de sus esfuerzos y capacidades a convertirse en una orden militar. Tras un periodo turbulento, desapareció como Orden religiosa, y en la actualidad pervive como institución de carácter honorífico.

La Orden de los Crucíferos fue instituida con el apoyo del papa Alejandro III, quien en 1169 le otorgó una regla y unas constituciones. Se propagó, fundamentalmente, por Hungría y Polonia, llegando a tener en el siglo XV más de 1.000 casas de asistencia.

En la Orden de los Hospitalarios del Espíritu Santo, fundada en 1198 por Guido de Montpellier, además de profesar los tres votos monásticos se prometía un cuarto voto de asistencia específica a los menesterosos. Esta Orden, en sus dos ramas, masculina y femenina tuvo, fundamentalmente en la Edad Media, una gran expansión, especialmente en Francia. Su extinción se produjo a la muerte de su último comendador, el Cardenal Polignac, en 1741.

Redentores de Cautivos: Trinitarios, Mercedarios…

La Orden de la Santísima Trinidad fue fundada por San Juan de Mata y San Félix de Valois. En Cerfroid, cerca de París, establecieron la primera comunidad con el propósito, además de dedicarse a la oración y la penitencia, de entregarse a la liberación de los cristianos que sufrían cautividad en las costas del Mediterráneo.

Desaparecida la esclavitud, en nuestros días la Orden se dedica a tareas de beneficencia, a las misiones, a la educación, a las cárceles, a la asistencia hospitalaria y a centros de rehabilitación social.

San Pedro Nolasco reunió en 1203 a una serie de ciudadanos que se comprometieron a dedicar sus esfuerzos y riquezas en la redención de cautivos. Tras años de dedicación a esta actividad, en 1218, en la Catedral de Barcelona, se fundó la Orden Religiosa Redentora de la Merced. A partir de 1769 finalizó la redención de cautivos pero no la cautividad de los cristianos, y los mercedarios siguieron y siguen dedicándose a su ayuda con otros procedimientos de caridad.

Órdenes Militares: Templarios, Calatravos, Santiaguistas…

Fueron fundadas a partir del siglo XII para participar militarmente en las guerras contra los infieles. Eran a la vez monjes -y como tales estaban sujetos a reglas monásticas- y soldados, constituyendo un ejército permanente, en contraposición a los cruzados, que conformaban una milicia temporal. Su ideal era el encarnar al Miles Christi: el monje que muriera guerreando en defensa de la fe, era un mártir de Cristo.

La Orden del Temple fue fundada en 1118 por Hugo de Payens y debe su nombre a que su primera sede estuvo junto al Templo de Salomón en Jerusalén.

Al principio, los templarios, como monjes, emitían los votos religiosos, asistían a las prácticas conventuales y vivían en gran pobreza. Tras el Concilio de Troyes (1118), se redactó para ellos una nueva Regla, concediéndoles privilegios que les proporcionaron una enorme y envidiada riqueza. La Orden relajó sus funciones originales y se desvió a la actividad bancaria, ganándose la animadversión de la población.

En Francia, Felipe IV inició un complejo proceso para acabar con la Orden, creando conflictos con la Iglesia. La Orden finalmente quedó abolida en 1312.

La Orden Teutónica fue fundada por caballeros alemanes en San Juan de Acre en 1190, cuando participaban en la III Cruzada, siendo reconocida como Orden por Inocencio III en 1198. Más tarde, en 1229, establecieron su Gran Magisterio en el castillo de Monfort en Jerusalén. Finalizada su presencia en Palestina, se trasladaron al centro y norte de Europa vinculándose a la Casa de Ausburgo. En la actualidad, como organización cristiana de carácter caritativo, se dedica a actividades benéficas en Europa central.

La Orden de Calatrava debe su origen al abad cisterciense San Raimundo de Fitero, que organizó un ejército para defender el castillo de Calatrava la Vieja (Ciudad Real) de los ataques almohades. Algunos de los caballeros que participaron en la defensa fueron el embrión de esta nueva Orden de obediencia cisterciense. En principio su misión era defender las rutas entre Andalucía y Toledo, pero pronto pasaron a Aragón y participaron en la conquista de las Baleares y de Valencia. En tiempo del rey San Fernando tomaron parte activa en la práctica totalidad de las campañas de Andalucía.

La Orden de Alcántara comenzó siendo una Cofradía de caballeros establecida en el Convento de San Julián del Pereiro. Alejandro III la aprobó en 1176. Asumió la Regla Cisterciense y, en cierto modo, quedó sometida a la Orden de Calatrava. Intervino en las guerras de la reconquista de Extremadura, territorio que defendió también posteriormente frente a las pretensiones portuguesas. La conquista de Granada, en 1492, supuso el final de su actividad militar.

La Orden de Montesa, fundada por el rey Jaime II, toma su nombre del Castillo de Montesa, al sur de Valencia. Recibió los bienes del Temple del Reino de Valencia tras la supresión de los templarios.

La Orden de Santiago tuvo su origen hacia 1161 cuando, en plena eclosión de las peregrinaciones jacobeas, trece caballeros, al objeto de defender, incluso con las armas, a cuantos peregrinaban a la tumba del Apóstol, se organizaron como asociación eclesiástica y militar, adoptando la Regla de San Agustín. Los que eran clérigos llevaban vida conventual, mientras que los simples caballeros podían contraer matrimonio, lo que les diferenciaba notablemente del resto de las Órdenes.

San Serapio, por Francisco de Zurbarán (Mercedarios)
La fundación de la Orden Trinitaria Juan Carreño de Miranda
Antonio Martelli Caravaggio Hospitalarios
Alvaro de Luna Ordenes Militares